domingo, 10 de febrero de 2008

Maldición, va a ser un día hermoso

Tenía una Quilmes envuelta con una bolsa de plástico blanca, se asomaba la etiqueta. Sentado en la vereda, apoyado en el cantero de un árbol. Morocho. A primera vista, peruano. Me ve venir. Después, mira para los dos costados. Mientras paso por delante, dice: “Hola, me llamo Raúl, estoy solo, y no sé qué hacer con mi vida”.
Me esperaba un piropo sucio.
Nota mental: “Hoy me siento sola y horrible, es domingo, me probé tres pantalones y una remera, que me quedaba bien. Como fue lo único que me hizo sentir linda en todo el día, me la compré. Qué bronca. Tenía que ahorrar este mes. Capaz la devuelvo y me compro algo que de verdad necesite. Bueno, voy a esperar hasta mañana, quizás la quiero”.

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