jueves, 1 de noviembre de 2007

La cigueña

Llegó Charly, vamos a brindar y a comer WHISCAS, CAT CHOW Y GATI a lo loco!! Felicitaciones a los padres, tan emocionados con el recibimiento del pequeñin.
Siempre hay conflicto con el nombre. ¿Cómo se va a llamar? "¿Mariscal... Kun?" No tiene ni una posibilidad.
Charly!!

lunes, 22 de octubre de 2007

Facho Stereo


Sábado 20 de octubre.

La primera señal la capté en Udaondo y Libertador, la esquina donde la organización decidió que estaría el primer vallado.
Un pibe de unos veintipico de años me ofreció un volante proselitista amarillo: "Lopez Murphy presidente". Carajo, como cambió todo, pensé. Antes las bandas del under te encajaban los volantes para que los vayas a ver a Cátulo, a Cromagnon, a Cemento, ¿ahora en un show de rock me dan un volante de este vendepatria?. Y en 15 cuadras que caminé solamente una banda me invitó a su concierto.
Seguí. Esta vez con la guardia en alto, porque esto me llamó la atención. Empecé a fijarme en la gente, con la esperanza de encontrar al adolescente promedio que acude a un recital, inconfundible entre otras tantas tribus urbanas. ¿Dónde están las remeras de La Renga, la de Los Piojos?. ¿Estás en el campo con camisa Legacy y pantalón de vestir? . Un héroe llevaba la de Las Pelotas. "Esperando el milagro" rezaba. Estaba como yo. ¿Hay alguno como yo?. Puede ser el fenómeno de la vuelta, diez años pasaron Hernán, hay gente grande, más familia, gente lindaaa.
Mientras pensaba, caminaba. Pasé uno, dos y tres controles. En el último me pidieron la entrada, la que escanearon con un lector de código de barras para permitirme el ingreso. En ninguno de los tres me cachearon, ni me revisaron la mochila. No hubo amontonamientos. Los chicos de "Prevención" parecían sacados de un cuento de Elsa Bornemann. Claro, es otro tipo de gente, acá no se prende fuego nada porque somos todos lindos, no pasa nada, no somos negritos como los de Cromagnon.
Después de esperar un poco el primer video de Capusotto apareció en la pantalla. Excelente. Aplauso, medalla y beso. Pero claro, algo tenía que pasar. Apareció Perón. No viene al caso lo que pienso de él como dirigente y político. ¿Pero si vas a ver a Soda, es necesario que chifles a Perón? Y claro seguro que ahora por culpa de este chabón tu empresa de en vez de ganar 100 mil, 200 mil dólares; gana 90, porque lo otro se lo tengo que pagar al negrito que labura.
El primer acorde de Juegos de seducción suena y toda la derecha argentina delira. Un show espectacular, de nivel internacional.
¡Y mañana vamos a recibir todos a Los Pumas juntitos!.
Osama, ¿no querés darte una vueltita por River?. Se solucionarían tantos problemas...

lunes, 15 de octubre de 2007

El absurdo


6- Espantapájaros (al alcance de todos), 1932.

Mis nervios desafinan con la misma frecuencia que mis primas. Si por casualidad, cuando me acuesto, dejo de atarme a los barrotes de la cama, a los quince minutos me despierto, indefectiblemente, sobre el techo de mi ropero. En ese cuarto de hora, sin embargo, he tenido tiempo de estrangular a mis hermanos, de arrojarme a algún precipicio y de quedar colgado de las ramas de un espinillo.Mi digestión inventa una cantidad de crustáceos, que se entretienen en perforarme el intestino. Desde la infancia, necesito que me desabrochen los tiradores, antes de sentarme en alguna parte, y es rarísimo que pueda sonarme la nariz sin encontrar en el pañuelo un cadáver de cucaracha.Todavía, cuando llovizna, me duele la pierna que me amputaron hace tres años. Mi riñón derecho es un maní. Mi riñón izquierdo se encuentra en el museo de la Facultad de Medicina. Soy poliglota y tartamudo. He perdido, a la lotería, hasta las uñas de los pies, y en el instante de firmar mi acta matrimonial, me di cuenta que me había casado con una cacatúa.Las márgenes de los libros no son capaces de encauzar mi aburrimiento y mi dolor. Hasta las ideas más optimistas toman un coche fúnebre para pasearse por mi cerebro. Me repugna el bostezo de las camas deshechas, no siento ninguna propensión por empollarle los senos a las mujeres y me enferma que los boticarios se equivoquen con tan poca frecuencia en los preparados de estricnina.En estas condiciones, creo sinceramente que lo mejor es tragarse una cápsula de dinamita y encender, con toda tranquilidad, un cigarrillo.

Oliverio Girondo

miércoles, 3 de octubre de 2007

Gobernando la Lengua

Insólita medida oficial
Buscando más eficacia, prohibió los gerundios

El gobernador de Brasilia cree que así agilizará los trámites

Miércoles 3 de octubre de 2007 Publicado en la Edición impresa del diario La Nación

SAN PABLO.– “Vamos a estar verificando su tema y a la brevedad lo estaremos llamando.” Los que viven en Brasil ya oyeron y padecieron frases como ésa miles de veces de parte de empleados del Estado, recepcionistas o telefonistas de servicios públicos. Es un mal que atacó al portugués (como al español) en los últimos años y tiene nombre: gerundismo.
Dispuesto a erradicar el problema, el gobernador de Brasilia, José Roberto Arruda, emitió un decreto terminante y... llamativo: desde ahora, ningún empleado público del distrito federal podrá usar el gerundio “como disculpa para la falta de eficiencia”.
Muchos piensan que se le fue la mano. Como dijo Domicio Proença, de la Academia Brasileña de Letras, “lo negativo es el gerundismo, no el gerundio”. Enilde Faulstch, profesora de lengua portuguesa de la Universidad de Brasilia, llegó a la conclusión de que el gobernador “confundió gerundio con gerundismo”, porque el gerundio “es una estructura del idioma y existe desde siempre”. Sería equivalente a querer prohibir en español el uso del "de que" para combatir el "dequeísmo".
El decreto debería haber especificado que lo que no se puede usar es el gerundio en el futuro. "Estaremos analizando el caso y le vamos a estar comunicando la definición." Una acción que va a ser realizada en forma continua (algo imposible), con una fecha y una duración indefinida.
El uso del "gerundismo" delata inmediatamente a quien tiene el vicio de maltratar el idioma. Identifica a quien quiere hablar de forma pomposa y para eso hace mal uso de la gramática. "Vamos a estar llamándolo", en la cabeza el empleado público o de alguna empresa que intenta vender algo, es más "elegante" que "lo vamos a llamar".
Entre personas medianamente educadas, el "gerundismo" es motivo de chiste. Hay quienes contraatacan al empleado del otro lado del teléfono con respuestas como "voy a estar estudiando su propuesta y estaré entrando en contacto". Del otro lado, la persona que ya fue contagiada por el gerundismo, no percibe la ironía.
No se sabe aún cuál va a ser el castigo para quien atente contra el idioma de Machado de Assis con el "gerundismo". Antes mismo del decreto de Arruda, muchas personas dejaron de usar el gerundio hasta en situaciones en que es correcto, apenas por miedo a que suene parecido con "gerundismo".
Otra decisión polémica
El portugués, lengua hablada por 200 millones de personas -en Brasil, Portugal, Angola, Cabo Verde, Guinea Bissau, Guiné Equatorial, Macao, Mozambique, Santo Tomé y Príncipe y Timor Oriental-, suele ser tema de discusión. Años atrás, el diputado Aldo Rebelo (Partido Comunista, aliado al gobierno) intentó aprobar un proyecto para multar a quien usara palabras en inglés en carteles o propagandas.
Fue motivo de risa.
A veces, se lo quiere simplificar -tiene varios tipos de acentos, cedillas, guiones y conjugaciones irregulares complejas-. Y a veces, al menos, unificarlo para que los libros puedan ser escritos en un único portugués, y no una versión para el país de Fernando Pessoa y otra para el de Jorge Amado.
El gobernador Arruda, ingeniero electricista y miembro del partido conservador Demócratas, puede haber sido tomado por un rapto de irritación al escuchar hablar a alguien que padecía el mal del "gerundismo", como le ocurre a todo el mundo algunas veces a la semana.
Pero su decreto tiene una implementación difícil, porque, como dijo la lingüista Wania de Aragao, profesora de la Universidad de Brasilia, "siempre que se intenta legislar sobre el idioma resulta un desastre; la lengua es de los usuarios".
Arruda comentó desde Washington, donde está en visita oficial, que su intención era dar "un recado simpático contra la ineficiencia". Pero la ineficiencia de los servicios públicos brasileños va mucho más allá de la gramática.
Un dato curioso: José Roberto Arruda perdió en 2000 su puesto de senador. Tuvo que renunciar al ser descubierto que había violado el panel de votación secreta del Senado, porque quería saber cómo había votado cada colega en la destitución de otro legislador.
Ahora para Paulo César Avila, el presidente del Tribunal de Cuentas del Distrito Federal, la norma dictada por el gobernador puede "superar los límites de la legalidad". Una campaña educativa habría sido más útil.
Por Luis Esnal Corresponsal en Brasil

miércoles, 26 de septiembre de 2007

El chaino- Parte I

Hoy soñé con un chino. Sí. Soñé con un chino. Y no puedo parar de repetirlo. Soñé con un chino. ¿Suena lindo, no? Me encanta la seguidilla de palabras vocalizadas: Soñé con un chino. Yo estaba en un local de ropa (inexistente, en la vida real) probándome un pantalón amarillo (vida real: quiero uno hace rato). Me lo saco y lo cuelgo en la percha para guardarlo y la dueña del negocio me reta por ponerlo mal. Lo vuelvo a colgar para que quede prolijito (esto se repite dos o tres veces más). Me dispongo a salir y la señora de rulos colorados y voluminosos me agarra de un brazo y me dice: “de acá no te vas”. Y de repente, aparezco en casa, en mi cuarto, peleando con un chino. Una batalla terrible. Golpes de karate. Resulta que lo dejo knock out al chino y le digo a mi hermana que estaba ahí conmigo: “tenemos que atar al chino porque nos quiere matar”. Así que F. va y agarra un secador de pelo del placard que está en el pasillo y le ata las manos con el cable. Yo le pongo una cinta en la boca para que deje de gritar. (Los chinos hablan y no se les entiende nada). Le agarramos las manos con una soga (esa no sé de dónde salió) y justo llega mi mamá. “¿Qué hace un chino atado en casa?”, nos pregunta medio sorprendida, no mucho igual, como si estuviese acostumbrada a ver chinos atados en nuestro cuarto. Yo le cuento todo lo que había pasado (era todo muy coherente, lo juro) y A. me dice que tenía que liberar al chino porque yo estaba delirando. “Mamá, no puedo desatarlo ¿no ves que nos va a matar?!”, le dije en un brote de desesperación. Pero A. no se daba cuenta de la gravedad de la situación y se puso firme, como si obligara a una nena de diez años a salir del pelotero. El chino es libre.
Me desperté con un calor tremendo. Tenía miedo, de verdad. Soñé con un chino! Increíble. ¿Cuántas posibilidades hay de soñar con un chino? Dicen que los sueños son como la recopilación de cosas que uno vivió en el día o en la semana. Y claro, cómo no voy a soñar con un chino si ayer fui al supermercado chino de al lado de casa! Mi mamá ama el super chino, de verdad, lo ama. “Ay el chino siempre me salva”, repite cada vez que se queda sin leche, por ejemplo. Entiendo todo de repente. Por eso quiso desatar al chino, le estaba devolviendo el favor. Mi mamá se debe a los chinos, les debe la vida, ¿entendés? Y a mí que me molesta que sean tan cerrados y que hablen entre ellos mientras hago la cola de la caja y que por ahí me están insultando y no me doy cuenta… me ponen nerviosa.
Hay un chino que me encanta igual. Uno que cocina en el canal Gourmet. Tiene una vocecita como rasposa y mueve su boquita chiquita. Sus cachetes se balancean casi por inercia, de arriba abajo, y dice: “Le ponemos un poco de sal, y un poco de pimienta”. Ese chino es el mejor de todos. Y las erres las pronuncia más fuertes, como arrastrando la letra por toda la palabra: “Vamos a ponerle un poquito de caldo hasta que pase más o menos el nivel…”. Y cuando dice “almidón”. Es la ele la que me gusta, lo descubrí. Pero eso lo hacen todos, no es exclusivo del chino gourmet.
“Ahora voy a lo del chino a comprar té”, me dice mi mamá.

jueves, 20 de septiembre de 2007

La rubia lo ama


Lo que se dice un ídolo
Roberto Fontanarrosa

Pedrito se apioló tarde de cómo venía la mano. Porque él podía haber sido un ídolo, un ídolo popular, desde mucho tiempo antes. Lo que pasa que el Pedro, vos viste cómo es, un tipo que se pasa de correcto, de buen tipo.
Decime vos, ocho años jugando en primera y no lo habían expulsado nunca. ¡Nunca, mi viejo nunca! Ni una expulsión ni una tarjeta amarilla aunque sea. Y mirá que liga, eh. Porque siempre fue para adelante y lo estrolaban que daba gusto. Muy respetado por los rivales, por el referí, por todos, pero le pegaban cada guadañazo que ni te cuento. y sin embargo, nunca reaccionó. mirá que más de una vez se podía haber levantado y haberle puesto un castañazo al que le había hecho el ful, o a la vuelta siguiente encajarle un codazo, pero él... nada che. Una niña. Un duque el Pedro. Claro, ¿cómo no lo iban a querer? Los contrarios, los compañeros, todos. Pero... ¿querés que te diga? No sé si era cariño, cariño. por ahí era respeto, más que nada. Respeto. ¿viste? Porque mirá que yo lo conozco al Pedro y te digo que no es un tipo demasiado fácil para acercarse, para hablar, para... ¿cómo te digo?... para que se te franquee. ¿Viste? No es un tipo que va a venir y sin que vos le preguntés nada te va a contar de algún balurdo que tiene, algún fato afectivo... no, no es de esos. Es un tipo más bien reconcentrado que, a veces, para que te cuente qué le pasa, la puta, se lo tenés que preguntar mil veces, y eso que a mí me conoce mucho.
Incluso yo a veces le decía: “No dejés que te peguen” porque me daba bronca ver cómo la ligaba y se quedaba muzarella. “No dejes que te peguen, Pedro” le decía. “Poneles una quema, meteles una buena plancha, a ver si así te van a entrar tan fuerte”.
Y me decía que no, que es muy jodido pegar siempre siendo delantero. Sí, andá a decirle al Pepe Sasía eso, andá a decirle al cordobés Willington que no se puede pegar siendo delantero. O al negro Pelé, sin ir más lejos, que tiene el record de tipos quebrados. Andá a decirle al Pepe Sasía que a los delanteros les es más difícil pegar. El Pepe te metía cada hostiazo que te arrancaba la sabiola. Le bajaba cada plancha a los fulbá que te la voglio dire. Pero al Pedro qué le iba a pedir eso. Si ni cuando se armaban esos bolonquis de todos contra todos o esos entreveros con el referí en el medio, que son ¿sabe qué? pa repartir tupido, son una uva, él se quedaba a un costado, con los bracitos en la cintura, ni se acercaba. Y en esos entreveros no hay peligro ni de que te echen, ahí te meten esos puntines en los tobillos, o te tiran del pelo, te meten los dedos en los ojos o te african un cabezazo y vale todo. Nadie vio nada. Que siga la joda. Y no era que el Pedro no se metiera de cagón, ¿eh? Porque eso sí, de cagón nunca tuvo un carajo. Un tipo que se mete en el área como se mete el Pedro, oíme, a un tipo de esos ni en pedo lo podés catalogar de cagón.
Pedro no se calentaba. Tenía eso. No se calentaba. No era un tipo que se podía calentar. Lo fajaban y se quedaba en el molde. Y la hinchada lo quería, sí, pero nada más. Cuando salía de los vestuarios, después del partido, las palmaditas, “Bien Pedro”, “Buena Pedrito”. pero ahí nomás. A veces algún cantito. O no lo puteaban demasiado cuando perdían. El Pedro siempre normal, en siete puntos, seis puntos, como diría el Flaco.
¿Sabés cuál era la cagada del Pedro? Yo lo estuve pensando. Era muy lógico. Mirá vos, era muy lógico. Nunca decía algo fuera de la lógica. Todo era, digamos, criterioso. Pensando. Lógico, todo era lógico. Me acuerdo que íbamos a jugar contra Boca, en Buenos Aires, y le preguntan qué pensaba del partido. Y él contesta que lo más probable era que perdiéramos. Que con un empate estábamos hechos. ¡Por supuesto que lo más probable cuando salís de visitante es que te hagan el hoyo, y no en cancha de Boca, en cualquiera.
Pero, viejo, qué sé yo, agrandate, decí: “les vamos a romper el culo”, “les vamos a hacer tricota”, qué sé yo. No te digo siempre, pero alguna vez, andá en ganador. No, el Pedro siempre con la justa: “La verdad que nos van a ganar”. “Si sacamos un empate estamos hechos”. “La lógica es que nos rompan el orto”.
Claro, desde un punto de vista razonable, todo lo que él decñaraba era cierto. No se le podía discutir. O cuando se perdía. Era lo mismo que cuando lo fajaban. Siempre estaba de acuerdo con el resultado. “Nos ganaron bien”, “jugando así nosotros, era lógico que nos ganaran”, “nos tendrían que haber hecho más goles”. Nunca se enojaba. Era como cuando lo fajaban los defensores. Se la bancaba siempre. Nunca ibas a leer declaraciones de que les habían afanado el partido, que los habían cagado a patadas, que les habían cagado a patadas, que les habrían cobrado un gol en offside. Nunca. ¡Te imaginás! Fue premio a la caballerosidad deportiva como mil veces.
Y cuando se armó la primera vez este fato con la mina ésa, también. Porque tampoco el Pedro era un tipo que le podías buscar una fulería en su vida privada.
Padres macanudos, ningún problema con los viejos, y la Isabel, la noviecita de toda la vida. Y pará de contar. Ni jodas, ni calavereadas, ni un chancletazo por ahí. Nada. Fue cuando le inventaron el fato ese con la Mirna Clay, la cabaretera esa. ¡Mirá vos! Justamente a Pedro venirle a inventar que se encamaba con esa mina. Al Pedro, que la Isabelita lo tenía más marcado que los fulbás contrarios. Y además, ni falta hacía marcarlo, porque para eso era un nabo. Pero vos viste que hay periodistas que ya no saben qué carajo inventar y armaron todo el verso ese de que el Pedro andaba con la Mirna Clay. ¡El quilombo que se armó! ¡Para qué! El Pedro, ahí sí, fue a la revista, chilló, tiró la bronca y los ñatos de la revista pegaron marcha atrás y desmintieron todo. Que habían sido rumores, que eran todas mulas, en fin. La cosa que el Pedro se quedó tranquilo. Y fijate que ahí yo estuve a ponto pero a punto de decirle algo, pero me callé la boca.
Dijo: “callate Negro, que por ahí la embarrás” y me callé bien la boca. Yo los conozco mucho a los viejos, a la Isabelita, ¿sabés? y preferí quedarme en el molde.
Pero mirá vos, para el tiempo, y esta otra revista empieza con la misma milonga. Con otra mina pero con la misma milonga. Ahora con la loca ésta, la Ivonne Babette, pero con el mismo verso. Que los habían visto juntos, que parecía que el Pedrito se la movía, que qué sé yo. Para colmo la mina ésta que debe ser más rápida... una luz la mina... agarró el bochín y empezó con que estaban perdidamente enamorados, que Pedro era el único amor de su vida, en fin. Se ve que armaron el estofado a partir de esa foto que salió cuando el equipo tenía que viajar a Perú y les sacaron una foto en el aeropuerto cuando justo estaba la reventada ésta que también viajaba en el mismo avión.
Para colmo la mina sale al lado de Pedro. Eran como mil en la delegación pero dio la puta casualidad que esta mina sale junto al Pedro. Y se ve que ahí armaron el estofado. Qua a la mina le viene macanudo, mirá qué novedad.
Y ahí sí, lo agarré al Pedro y le dije: “Pedrito, no hagás declaraciones. No digás ni desmientas nada. Quedate chanta, haceme caso”. Lo corrí un poco con el verso de que él no podía prestarse a ese escándalo, que él tenía que mantenerse por sobre toda esa suciedad, que no tenía que prestarse siquiera a hablar del asunto. Que ya bastante se había ensuciado antes con el balurdo anterior con la Mirna Clay. Y el Pedro me hizo caso. Lo llamaban de los diarios y él decía que no iba a hablar del asunto. Que no insistieran. Y los periodistas, que son lerdos también, se agarraron de eso que “el que calla otorga”. Y dieron el caso como comprobado. Hasta diarios más serios hablaron del caso del Pedro con esta mina. Y la mina ¡para qué te cuento! inventó cualquier boludez para darle manija al asunto. Cuando el Pedro quiso parar la cosa, ya era demasiado grande y tuvo que quedarse en el molde.
Eso habrá durado un par de semanas. La Isabelita se enojó con el Pedro y casi lo manda a la mierda, los diarios dijeron que esa pelota confirmaba el enganche del Pedro con la Babette ésta, en fin, un quilombo impresionante.
Al domingo siguiente, tenían que jugar en buenos Aires un partido chivo contra Vélez. Y al Pedro lo marca Carpani, un hijo de mil putas que le pega hasta a la madre y este Carpani lo empieza a cargar. Le decía: “¡Qué mierda te vas a voltear vos a esa mina, si vos en tu vida te volteaste ninguna!”, “ya que sos tan macho animate a entrar al área que te voy a romper la gamba en cuatro pedazos”, esas cosas. Y le tocaba el culo. Al final el Pedro, mirá como estaría, le pegó semejante roscazo que le arruinó la jeta. Le puso una quema en medio de la trucha que lo sentó de culo en el punto del penal. ¡Te imaginás lo que fue eso! Que al terrible Carpani, el choma que se comía los pibes crudos, el patrón del área, le pusieran semejante hostia en la propia cancha de Vélez, en el Fortín de Villa Luro. Lo tuvieron que sacar en camilla porque quedó boludo como media hora. Y a Pedro, más bien, tarjeta roja y a los vestuarios. Por primera vez en la vida. pero después me contaba, los de Vélez lo miraban pasar para las duchas y no decían nada, lo miraban nomás. Hasta hubo uno que le dio la mano.
Le dieron pocos partidos. Y volvió en cancha nuestra, contra la lepra. Y ahí se confirmó mi teoría. Era un mundo de gente. Muchos habían ido por el partido, pero muchos habían ido para verlo al Pedro. ¡Y cuando entró... se venía abajo la tribuna, mi viejo! “Y coja, y coja, y coja Pedro, coja” cantaban los negros. Era una locura. “Y pegue, y pegue, y pegue Pedro pegue”. Como será que hasta el Pedro se emocioná y se apartó y se apartó de los muchachos para saludar a la hinchada con los dos brazos en alto. Una locura. Ahí empezó a ser ídolo. Ahí empezó. Aunque no me lo reconozca porque nunca volvió a darme demasiada perfecto, viejo. Si no tenés ninguna fulería, si no te han cazado en ningún renuncio... ¿Cómo mierda la gente se va a sentir identificada con vos? ¿Qué tenés en común con los monos de la tribuna? No, mi viejo. Decí que el Pedrito se apioló tarde de cómo viene la mano.

lunes, 10 de septiembre de 2007

El 26


Su sobrina no quiere aprender los números aunque ellos traten de todas las formas posibles para que la nena se interese, y ahí fue cuando pensé: qué importantes son, más allá de las fórmulas matemáticas, qué importantes son: Boca es puntero, es decir, va primero, tiene un punto más que River, Los Pumas ganaron 17 a 12, un try en todo el partido, ¿cuánto falta para el Mundial de Sudáfrica?, tres años, el pasaje cuesta 1200 pesos (sí, pesos), ida y vuelta, claro está, es más barato que uno al Caribe, así que pensé, “junto 867 dólares como presupuesto mínimo y chau, me voy a Sudáfrica”, siete horas desde Buenos Aires- me imaginé que eran más- así que basta del Caribe, vamos todos a Sudáfrica!, pero volviendo a los números, ¿quién los habrá inventado?, al respecto, existen dos teorías, una medio ingenua o lógica, depende de dónde se la mire, dice que la invención surgió de la necesidad del hombre de contar, 1, 2, 3, se contaba con piedras y marcas en huesos, pero hay otro origen que se basa en los rituales religiosos y no hay mucha más información disponible en Wikipedia, es tan vieja la historia que se perdieron todos los rastros más primitivos, así que quién sea que lo haya inventado, es un genio, tu invento es la guía de la humanidad!, le diría si lo viese, ah!, a la nena le compraron un teléfono y ya le hablaron de los calendarios.

sábado, 8 de septiembre de 2007

Filosofía barata...



Hace unas semanas estaba viendo en la casa de mi novia uno de esos programas en los que cráneos del periodismo deportivo disertan sobre un tema en particular. Esta vez ese tema era la derrota de la Selección contra Noruega, en uno de estos amistosos que para lo único que sirven es para que una figura nefasta y bien argentina pueda deleitarse diciendo que su ferretería funciona muy bien. No entiendo bien, porque en mi barrio (y eso que vivo en un barrio donde todavía el kiosquero es el gallego Manolo y Pocho el almacenero) no hay ferreterías. No importa (o sí, en realidad no viene al caso), me fui un poco por las ramas. La cuestión es que estos dos popes discutían si la Selección funcionaba mejor con o sin enganche, como debía formar el plantel el director técnico, entre otros temas, pero siempre, obviamente, tratando de no herir los sentimientos del amigo de ambos, Juan Román Riquelme. En el medio de la discusión leyeron mails con la opinión de los televidentes. Uno de ellos se manifestaba en contra de la opinión del más viejo de los periodistas. La réplica del cronista de Clarín fue muy clara: “¿Pero éste quién es?, ¿de dónde salió?.No puede opinar. Por eso está en la casa y yo estoy acá”, desacreditando el punto de vista del hincha. En ese momento me indigné. ¿Se puede ser tan intolerante como para no aceptar otra opinión?. ¿Cómo el medio puede brindarle tanto respeto a un tipo que porque no están de acuerdo con él gruñe como un ogro?. Quizás algunos de sus alumnos en la escuela de periodismo deportivo deban recordarle que ante todo el fútbol no es una ciencia sino una pasión popular y como tal cualquiera puede opinar. De eso se trata y por eso el fútbol es tan lindo. Por la charla de bar: el café, las minas y el fútbol. Filosofía de la que el mismo se jacta de conocer a destajo.
Lo cierto es que ninguno de los dos realizó una crítica periodística sino que, como siempre, trataron de no hacer enojar a sus amigos futbolistas y técnicos, y agrediendo aún más a una profesión cuyo máximo exponente se llama Juan Pablo “Lugar común” Varsky.

viernes, 7 de septiembre de 2007

De acá no me muevo...



Eduardo Galeano
El Fútbol a sol y sombra

El ídolo

Y un buen día la diosa del viento besa el pie del hombre, el maltratado, el despreciado pie, y de ese beso nace el ídolo del fútbol. Nace en cuna de paja y choza de lata y viene al mundo abrazado a una pelota.
Desde que aprende a caminar, sabe jugar. En sus años tempranos alegra los potreros, juega que te juega en los andurriales de los suburbios hasta que cae la noche y ya no se ve la pelota, y en sus años mozos vuela y hace volar en los estadios. Sus artes malabares convocan multitudes, domingo tras domingo, de victoria en victoria, de ovación en ovación.
La pelota lo busca, lo reconoce, lo necesita. En el pecho de su pie, ella descansa y se hamaca. Él le saca lustre y la hace hablar, y en esa charla de dos conversan millones de mudos. Los nadies, los condenados a ser por siempre nadies, pueden sentirse álguienes por un rato, por obra y gracia de esos pases devueltos al toque, esas gambetas que dibujan zetas en el césped, esos golazos de taquito o de chilena: cuando juega él, el cuadro tiene doce jugadores.
-¿Doce?¡Quince tiene! ¡Veinte!
La pelota ríe, radiante, en el aire. Él la baja, la duerme, la piropea, la baila, y viendo esas cosas jamás vistas sus adoradores sienten piedad por sus nietos aún no nacidos, que no las verán.
Pero el ídolo es ídolo por un rato nomás, humana eternidad, cosa de nada; y cuando al pie de oro le llega la hora de la mala pata, la estrella ha concluido su viaje desde el fulgor hasta el apagón. Está ese cuerpo con más remiendos que traje de payaso, y ya el acróbata es un paralítico, el artista una bestia:
-¡Con la herradura no!
La fuente de la felicidad pública se convierte en el pararrayos del público rencor:
-¡Momia!
A veces el ídolo no cae entero. Y a veces, cuando se rompe, la gente le devora los pedazos.