El martes a la tarde, Valeria fue a visitar a Marina.
Ésta comía frutillas y estaba semidesnuda- amaba el despojo. Tenía una camiseta y unos shorcitos. Valeria toca timbre tres veces seguidas. Marina abre la puerta, y la saluda sin demasiada atención. Estaba leyendo una entrevista en un diario. Rápidamente le muestra la hoja a Valeria. Toquinho, cantante brasileño, dice: “Tengo una novia que cuando estamos juntos nos disfrutamos, pero sin planes de vivir juntos. Cuando viene a mi casa trae una maleta pequeña que me da la seguridad de que vuelve a la suya”.
Marina se ríe. Con qué liviandad se manejan ciertas personas en las relaciones. Y vuelve a pensar en la extrema necesidad del hombre de ser libre a toda costa. Y que la libertad se exprese en todas sus formas.
- “Ves! Son todos iguales… Ayer hablé con Gastón”
- “Ah, ¿sí?... ¿Lo llamaste vos o te llamó él?”
- “Primero me llamó él pero yo no estaba, y me dejó un mensaje de voz, así que cuando volví lo llamé. Y nada… qué se yo… nos contamos sobre nuestras vidas. Pero nada interesante. Es como que nos necesitamos, necesitamos saber en qué anda cada uno pero a la vez sabemos que las cosas tienen que ser así”
- “Sí, seguro. Me parece perfecto”, concluyó Marina.